Del Product Placement al Product Problem: el destino incómodo de los productos de gran consumo

Frederic Kauffmann

1/21/20252 min read

La innovación ha transformado nuestras vidas de manera extraordinaria. Cada día surgen nuevos productos más eficientes, con diseños vanguardistas y campañas publicitarias que nos seducen con promesas de un futuro mejor. Pero mientras las empresas compiten por mejorar la experiencia del consumidor, queda una pregunta sin respuesta: ¿qué ocurre con estos productos cuando se convierten en residuos?

No se trata solo de reciclaje, sino de algo más profundo: ¿qué departamento, dentro de las grandes marcas, está trabajando para garantizar que los desechos de sus productos no perjudiquen el medio ambiente?

La innovación que se detiene demasiado pronto

Es innegable el esfuerzo puesto en cada etapa previa al consumo: materiales innovadores, procesos más rápidos, y hasta compromisos sostenibles que decoran etiquetas. Sin embargo, esta dedicación parece esfumarse justo en el momento en que el producto deja de ser útil. ¿Por qué la innovación no aborda con la misma intensidad el impacto de los residuos que genera?

Muchas compañías destinan grandes recursos a la investigación y desarrollo de nuevos productos, pero pocas se preguntan (o si) qué sucede con ellos cuando dejan de estar en uso. En la práctica, los residuos son tratados como un problema externo, delegados al consumidor, a gestores de basura o, peor aún, a los vertederos que siguen creciendo sin control.

El vacío corporativo

La mayoría de las grandes empresas cuentan con departamentos de I+D enfocados en optimizar la producción, reducir costos o lanzar novedades al mercado. ¿Pero cuántas tienen equipos dedicados exclusivamente a minimizar el impacto ambiental de los productos al final de su ciclo de vida?

Este vacío genera un círculo vicioso en el que el final de la vida útil de los productos queda fuera de las prioridades de las marcas. El resultado: plásticos en todas partes, residuos electrónicos en países en desarrollo, ropa en el desierto de Atacam y un planeta cada vez más sobrecargado por nuestros desechos.

La necesidad de un cambio radical

Si queremos que las cosas cambien, las empresas deben ir más allá de las promesas de sostenibilidad. Necesitan crear espacios internos que se dediquen exclusivamente a diseñar estrategias para reducir el impacto ambiental de sus productos una vez que se convierten en residuos.

Esto no solo significa diseñar productos reciclables, sino también repensar los materiales, los sistemas de recuperación y los modelos de negocio.

De la sostenibilidad a la responsabilidad activa

Hablar de sostenibilidad no es suficiente. Es tiempo de que las empresas asuman la responsabilidad activa sobre el ciclo completo de sus productos. Ya no vale con decir “nuestro producto es reciclable” si ese reciclaje no está garantizado, o si el sistema para procesarlo no existe en muchas regiones.

El cambio debe comenzar desde dentro, cuestionando no solo cómo vender más, sino cómo hacer que los productos no sean una carga para el medio ambiente. Innovar para garantizar que lo que fabricamos hoy no se convierta en un problema mañana.

Redefinamos lo que significa “revenues”.

Los business plans suelen centrarse exclusivamente en la generación de ingresos tradicionales; sin embargo, es crucial reexaminar este paradigma desde una perspectiva más holística. La preservación de los ecosistemas naturales y el empoderamiento de las comunidades locales deben considerarse no solo obligaciones éticas, sino también respuestas a una demanda creciente de consumidores que buscan marcas innovadoras y responsables. Este planteamiento no solo genera valor social y ambiental, sino que también posiciona a las empresas como líderes en un mercado que exige ampliar la definición de "Revenue".